Caracterización Cultural, Política y Económica del Neuquén de Hoy

Escrito por Luis

Este ensayo es parte del Documento de Investigación del Plan Pehuén. Contiene un análisis sobre el Neuquén del cambio del Milenio, por lo que es útil resaltarlo por separado.


Caracterización de la situación social, cultural y productiva de Neuquén 

La discusión identidad – globalización

Neuquén es compromiso
que lo diga la Patria
porque humilde y mestizo
sigue siendo raíz
HIMNO DE NEUQUEN (MARCELO BERBEL)

El colonialismo no se satisface meramente
con apretar a un pueblo en sus garras
y vaciar el cerebro del nativo de toda forma y contenido.
Siguiendo una especie de lógica perversa
dirige su atención al pasado del pueblo oprimido
y lo distorsiona, deforma y destruye
FRANZ FANON (1.956)

Los años ’90: agotamiento y cooptación

La etapa está aún transcurriendo y es la discutida, alabada y denostada globalización. El análisis de sus impactos en la realidad local constituye la materia liminar sobre la que realizaremos las propuestas objeto de este trabajo.

Al comenzar la última década del siglo pasado tres procesos confluyeron para originar un cambio importante en el decurso del sistema social neuquino:

. En primer término la sumisa e ingenua entrada del país a la globalización, que aceptó todas las premisas políticas y estratégicas del neo – tecno – conservadurismo, con todas las tremendas secuelas sociales que arrastraron.

. En segundo lugar el agotamiento del modo de desarrollo impulsado por el estado provincial, basado en la percepción de una parte marginal de la renta petrolera, tratando de suplir la inexistencia de un sector capitalista capaz de impulsar el desarrollo autónomo.

. Por último la cooptación del MPN, el partido que llevó adelante el gran cambio de la etapa anterior, por parte del pensamiento y la acción neoliberales.

Los síntomas de la crisis se manifestaron en dos frentes de alta sensibilidad política y social. Por una parte las cuentas provinciales, por primera vez en su historia, comenzaron a presentar desequilibrios alarmantes (Sapag, Luis Felipe, 1.990). En sincronía con las gigantescas dificultades financieras nacionales, Neuquén comenzó a tener problemas y a necesitar del crédito para cerrar las cuentas. Fue un golpe duro para la autoestima del modelo, uno de cuyos pilares era el convencimiento en la capacidad de arreglárselas solo. Por otra parte los indicadores sociales comenzaron a tomar niveles más graves. Por ejemplo, la desocupación, que nunca habían llegado al 6 % de la población económica activa, en 1.995 superaba ampliamente el 15 %, mientras era evidente que el estado no disponía ya de todos los recursos necesarios para atender las urgencias sociales. El modelo del MPN fue víctima de su propio éxito: el presupuesto provincial, motor de la economía local y el bienestar social, se había estancado y no podía satisfacer las nuevas demandas de una población que había quintuplicado su número.

Condiciones materiales: del centralismo nacional al centralismo global

La infraestructura de servicios y comunicaciones que había adquirido toda la provincia facilitó el ingreso de las condiciones de vida y producción impuestas por la globalización. Al no disponer el estado de capacidad suficiente para suministrar bienestar social, el aumento de la desocupación y la exclusión propias de la globalización hicieron nido en Neuquén. La búsqueda de productividad sin atender costos sociales trajo esos subproductos del nuevo paradigma en todo el planeta, pero en el sector petrolero provincial fue impuesta con especial salvajismo. La YPF privatizada despidió en 1.993 a 5.000 de sus 8.500 empleados en menos de seis meses, a la vez que duplicó su producción. Durante la fase estatal de la extracción hidrocarburífera las relaciones de producción mantuvieron una ética y una funcionalidad de inclusión. Ello conducía a la colaboración de los actores, todos reunidos en poblaciones creadas ad hoc, que llegaron a poseer decenas de miles de habitantes, como Cutral Co y Comodoro Rivadavia. Los tiempos se manejaban con lógica estatal, por lo que los programas de inversiones tenían plazos de decenas de años. En cambio, en el mundo privatizado actual las ganancias deben mostrar actividad trimestral y no hay lugar para gastos sociales, con lo cual las operaciones de exploración y explotación se realizan con instalaciones móviles, altamente tecnificadas y con ahorro brutal de mano de obra. Este nuevo paquete tecnológico llevó al desastre de la comarca petrolera, que ocasionó históricas puebladas y cortes de ruta usando una innovación social que se extendería a todo el país y haría famosa a la Argentina en todo el mundo: la metodología de protesta de los piqueteros.

Paralelamente la Ciudad de Neuquén y su cinturón urbano fue absorbiendo nuevos contingentes de inmigrantes desde otras jurisdicciones y desde el interior provincial, en un proceso que magnificó las tendencias heredadas: gran crecimiento del subcentro de la periferia de la periferia en relación a su hinterland e incremento de la desigualdad social, alcanzando indicadores de alarma. El gran aparato de bienestar del estado provincial literalmente colapsó: mientras en el pasado los fondos estatales alcanzaron para erradicar de cuajo la miseria, las villas de emergencia, la desnutrición y las enfermedades sociales, en lo que va del curso globalizante reaparecieron los barrios de cartón y cantoneras levantados sobre terrenos ilegales, junto a las consecuencias de la peor pobreza, la que crea enfermedades sociales derivadas de la desesperación.

Estas novedades trajeron consigo otra desgracia que hasta entonces era de menor gravedad o no se percibía: el deterioro del medio ambiente y la sobreexplotación de los recursos naturales. En los campos petrolíferos comenzaron a vivirse dramáticamente las consecuencias de derrames de crudos, contaminación de cuencas acuíferas, alteración de cauces naturales, enviciamiento del aire por venteos de gas y destrucción de la fauna y la flora. En la gran aglomeración de la capital el hacinamiento y la precariedad habitacional comenzaron a crear problemas ecológicos y sociales típicos de las grandes urbes: mala calidad de aguas y saneamientos, plagas infecciosas, ruido y delincuencia fuera de control. Hay 48 villas de emergencia en la capital con más de 30 mil personas viviendo en condiciones de extrema precariedad y cerca de 100 mil en condiciones de pobreza.

La masa de desocupados se organizó en todo el país en logias de presión para conseguir contribuciones del gobierno y toda forma de subsidios, proceso que tomó grandes dimensiones constituyendo una nueva clase social, para la que la dependencia o sumisión se presenta en relación a los presupuestos estatales. En Neuquén el fenómeno tiene características especiales, ya que gran parte de los desocupados militantes de organizaciones piqueteras, de tomas de terrenos y de ocupación de fábricas vienen de un pasado, sino de opulencia, por lo menos de participación en un esquema de inclusión, con buena educación y alta conciencia política.

Similares características tuvo el cambio del paradigma productivo en el sector rural, aunque no con tanta significación cuantitativa ni política como el de la cuestión petrolera. Especialmente en la fruticultura, otrora captadora de gran cantidad de mano de obra, la implantación por parte de grandes firmas que responden a los mercados europeos de nuevas variedades de alto rendimiento y escasa necesidad de laboreos estacionales, motivó una gran caída de la demanda de trabajadores, creando otro flujo favorable al aumento de la población urbana. Estas empresas han incorporado nuevas tierras a la explotación intensiva, mientras que las antiguas, sumamente fraccionadas en parcelas de pocas hectáreas y en propiedad de familias o pequeñas empresas, viven el drama de reconvertirse o desaparecer. Si no pueden volcarse a la horticultura, sus manzanas y peras, de variedades ya no solicitadas en los mercados internacionales, deben ser comercializadas como materia prima para jugos concentrados, recibiendo precios muy bajos.

La única actividad que pudo adaptarse bien a la globalización y crecer con cierta alegría ha sido el turismo. Sobre la infraestructura de trasportes y servicios públicos montada en la etapa anterior esta actividad comenzó a tomar vuelo, en un proceso que muestra enormes bondades: su localización alejada de la Confluencia crea una tendencia descentralizante de gran valor estratégico, en la mira de una ocupación territorial más homogénea; no produce impactos mediombientales tan severos como la industria hidrocarburífera; genera ingresos valorados en divisas y tiene un formidable efecto multiplicador sobre toda la economía.

Al cambiar su orientación desarrollista histórica el estado provincial adoptó sin críticas el «pensamiento único» que primó durante los años iniciales de la globalización y se allanó a la ola de ventas al sector privado de sus empresas. Así como el estado nacional privatizó YPF, Gas del Estado, Hidronor SA, Teléfonos del Estado y Aerolíneas Argentinas, Neuquén liquidó por monedas a su aerolínea estatal, la que en pocos años desapareció, convirtiéndose en un ejemplo en contra del apotegma neoliberal que afirma que la gestión privada es mejor que la estatal; también la empresa minera, con valiosos yacimientos auríferos en el norte provincial, fue prácticamente regalada; la operadora de hidrocarburos no se remató, pero fue disminuida a una mera distribuidora de garrafas y operadora de redes de gas en pequeños pueblos cordilleranos; también se vendieron las participaciones provinciales en las grandes represas hidroeléctricas con precios desinflados por la desvalorización de los activos físicos producida por la implosión de la burbuja de la e – economy. Todos acontecimientos que jalonaron la trascendente decisión de retirar al estado provincial de su rol de inversor directo en el desarrollo.

Las privatizaciones significaron para Neuquén que su oponente en la definición de la identidad de resistencia dejó de ser sólo el estado nacional. Hasta entonces las empresas multinacionales habían ocupando un papel muy menor sólo en el área petrolera, subordinando su acción a la estrategia de la vieja YPF. Ahora en ese rubro su participación es total y además el capital privado más concentrado y foráneo ha crecido en otras franjas estratégicas como las de generación y distribución de electricidad y gas, forestación, ganadería, turismo y comercio minorista, con hipermercados y shoppings por doquier. Estas entidades globalizadas son las que ahora captan y trasladan los excedentes económicos producidos en Neuquén, sin preocuparse demasiado por las consecuencias sociales, la sobreexplotación de los recursos y el menoscabo del medio ambiente. El federalismo, concebido como una lucha contra las tendencias centralistas del estado nacional y los intereses agropecuarios de la Pampa Húmeda, ha perdido su sentido original. Ahora la disputa por mantener la identidad y evitar la fuga de los recursos autóctonos es, como en todo el resto del Tercer Mundo, contra la más poderosa actividad de las firmas globalizadas, abrumadoramente extranjeras e insensibles a las demandas locales.

También hay que decir que la penetración irrefrenable de la mundialización no ha sido pareja en Neuquén, pues se ha producido con mayor vigor en el vértice de la Confluencia, perdiendo fuerza en la medida que sus bondades y tragedias se esparcen hacia el cateto mayor del triángulo territoriano, la cordillera andina. En esos lares, en pequeños poblados, valles y agrupaciones mapuches aún resisten las costumbres, las formas asociativas y los métodos productivos ancestrales.

Estructuras económicas: del estado inversor al estado clientelar

La matriz productiva heredada condiciona lo senderos de la evolución globalizante en la etapa que aún se transita, en la que Neuquén está transformando profundamente su instancia económica. Los principales rasgos son los siguientes:
. La extracción hidrocarburífera ha tomado dimensiones gigantescas. Neuquén es la primera productora de gas del país por lejos y también de petróleo, aunque no con tanta amplitud (53 % y 27 %, respectivamente, según Diario La Mañana de Neuquén, 2.003 – 2.004). Toda la operación está en manos privadas y los volúmenes facturados han llevado al PBI per cápita a la significativa cifra de $ 15.200 (o dólares) a valores corrientes en el año 2.000, aunque muy poco de ese valor se convierte en ingresos personales de los neuquinos.
. El estado provincial sigue teniendo gran presencia en los ingresos de la población y en la prestación de servicios sociales. No obstante se ha retirado de la actividad productiva y ha transformado su funcionamiento convirtiéndose en una gran máquina clientelar, deteriorando seriamente los mecanismos de participación ciudadana y creando una situación aún no resuelta de ruptura política en la sociedad.
. El capital multinacional ha tomado posiciones muy sólidas en todas las franjas interesantes desarrolladas hasta ahora: hidrocarburos, hidroelectricidad, servicios públicos, agricultura, forestación y turismo. Aún no comenzó a crecer la actividad minera pues el bloque hegemónico no ha mostrado interés en ella a pesar de las grandes potencialidades.
. El estado nacional, luego de las privatizaciones, tiene cada vez menos presencia económica y política.
Veamos la significación cuantitativa de estos aspectos. Comenzamos por un cálculo aproximado de los excedentes petroleros trasladados a la Pampa Húmeda y a los países de origen de las firmas operadoras. El costo extracción de un barril de petróleo ha sido coincidentemente estimado en unos U$S 10 (Calcagno y Calcagno, 2.001; Morales Dischereit, 1.996), el que contrasta, como cabía esperar, con el precio internacional, cuyo promedio del período considerado es de U$S 27 y ha llegado a U$S 43. De tal forma la diferencia por barril se ubica en aproximadamente U$S 17. La producción neuquina es de 16 x 106 m3 / año, lo que representa unos 100 x 106 barriles / año, implicando que el excedente bruto escamoteado a los neuquinos se aproxima a la enorme cifra de 1.700 millones de U$S. Obviamente hay que descontar de las ganancias empresarias costos de trasporte y procesamiento, pero esos valores tampoco quedan en Neuquén.
¿Y el gas, que es un rubro de bastante mayor volumen? A pesar de que no existe un mercado mundial que permita cálculos tan homogéneos como con el petróleo, se puede acercar una estimación. La producción en el ámbito del Triángulo es de unos 17 x 109 m3, que representan a 17 x 106 m3 equivalentes de petróleo , es decir unos 110 x 106 barriles equivalentes. Multiplicados por los 17 U$S representativos del monto por barril sobre su costo, obtenemos la escalofriante suma 1.900 x 106 U$S. Sin embargo aquí hay una diferencia con relación a lo que sucede con el petróleo, pues el barril equivalente lo es en cuanto al contenido calórico, pero no en cuanto a precios, ya que éstos difícilmente superan los U$S 2, es decir, 8 veces menos que el recurso líquido. Estamos ante un flagrante caso de intercambio desigual a favor de la Pampa Húmeda y las matrices multinacionales. Aquí la [periferia]2 transfiere a favor de la [periferia]1 U$S 15 por cada barril equivalente, lo que no se registra en ningún estado de cuentas. Esa significativa transferencia oculta tiene el efecto de facilitar las condiciones de vida en el centro más desarrollado del país y en disminuir las posibilidades de la periferia proveedora. En cambio las firmas que exportan gas a Chile y Brasil reciben allí los precios internacionales, por lo que sí consiguen mejoras en sus balances. Otra consecuencia negativa sobre la economía local es que con similares extracciones energéticas la provincia recibe 800 millones de pesos, según presupuesto 2.004, por regalías petroleras, contra sólo 213 millones por regalías gasíferas (Estado Provincial del Neuquén, 2.004). El erario provincial deja de percibir más de 600 millones de pesos por esa desvalorización del precio del gas.
Por otra parte ha crecido el sector industrial hidrocarburífero con la instalación de una planta de extracción de 90 mil Tn por año de metanol en Plaza Huincul, lo que ha permitido el nacimiento de un incipiente parque industrial petroquímico en esa localidad. Todo el sector emplea hoy unas 15.000 personas en puestos directos e indirectos, convirtiéndose en un motor importante de los ingresos.

En 1.991 había 148 mil empleados y obreros registrados en todas las actividades provinciales (Dirección Provincial de Estadísticas, 2.000), los que se dividían en un 28,5 % en el sector público, 34,3 % en el sector privado, 24,5 % entre cuentapropistas y propietarios, 7,5 % en servicios domésticos, 5,2 % de trabajadores familiares sin remuneración fija y en actividades no bien especificadas. La estadística no aclara que entre los empleados se cuentan aquellos que reciben subsidios por desempleo, tanto de fuentes nacionales como provinciales, los que en el año 2.003 sumaban casi 7.000 personas. Los números destacan una muy importante participación del empleo público, lo que ratifica el Diario La Mañana de Neuquén (2.003 y 2.004) publicando una investigación privada que coloca a la provincia como la de más alta incidencia de empleados públicos sobre el total de habitantes: 78 oficinistas gubernamentales por cada mil habitantes, cuando la media nacional es de 37,5, es decir, menos de la mitad.

La situación del sector público presentó dos escenarios desde 1.991 en adelante. Desde 1.995 y hasta la crisis económica y financiera nacional que estalló en 2.001, coincidente con varios años de baja en el precio del petróleo, la ejecución de gastos por primera vez en su corta historia presentó saldos negativos importantes. Con el barril de petróleo a sólo 12 – 4 U$S se pudieron conformar presupuestos del orden de $ 1.000 millones de pesos / dólares, que llevaron a quebrantos que acumularon una deuda de $ 500 millones en el inicio del milenio. Se consolidó una situación en la que los ingresos quedaron amesetados, mientras los egresos seguían creciendo en la misma medida que lo hacía la población y sus demandas de educación, salud, seguridad y bienestar social. Históricamente el gobierno aplicaba no menos del 45 % de sus ingresos al desarrollo de la economía e inversiones, en tanto que la crisis obligó a bajar esas erogaciones a sólo el 20 %. La situación cambió a partir del año 2.001 en que comenzó una escalada en los precios internacionales del petróleo, que llegó hasta tan alto como U$S 42, manteniéndose en no menos de U$S 35. Así se recompusieron los presupuestos provinciales, permitiendo el sostenimiento de sus políticas de gasto. Los ingresos tomaron valores de $ 1.800 ~ 2.000 millones por año, o sea, alrededor de U$S 700 millones, recuperando la antigua capacidad de inversión, sin problemas de endeudamiento.
Para poder comparar regalías hidrocarburíferas en distintas épocas las reducimos a dólares: el promedio de las mismas en el trienio 1.988 – 1.990 fue de U$S 174 millones (Sapag, Luis Felipe, 1.990), mientras que en 2.004 están proyectados U$S 366 millones (Estado Provincial del Neuquén, 2.004). Esta particular situación se creó por el continuo incremento de la producción de gas y petróleo en la provincia y por el cambio estructural en los mercados internacionales del petróleo que ha elevado mucho los precios. Se fortaleció así una situación absolutamente diferencial para Neuquén con relación a las demás provincias, siendo la única que recibe semejante cantidad de dinero por encima de lo que se recauda en concepto de impuestos provinciales, más lo que se recibe por coparticipación federal de gabela nacionales. Por ejemplo, Río Negro, con aproximadamente 800 mil habitantes, ostenta presupuestos de sólo $ 1.000 millones, la mitad que en Neuquén.
Por otra parte, en los últimos años la administración ha consolidado una orientación desestatizante, lo que se manifiesta en el paulatino traslado de funciones en salud, viviendas y servicios públicos a la esfera privada. A pesar de ese esfuerzo de «modernización del estado» al estilo neoliberal, no se logran satisfacer las necesidades básicas de la población y los servicios se están deteriorando, en particular el aún eficiente sistema de salud.

Finalmente digamos que fuera del estado, en poco más de diez años, la impronta económica de la globalización penetró profundamente en Neuquén, predominantemente en la zona de la Confluencia y también en la región turística del sur. Las consecuencias en la precarización laboral, la exclusión y el desempleo fueron enormes: en algunos años se llegó al 22 % de desocupación y actualmente el 37 % de los hogares y el 48 % de la población se ubicaba por debajo del nivel de pobreza definido por el INDEC (Gobernación de Neuquén, 2.004). Se trata de la paradoja más notable del Neuquén moderno: gran crecimiento en las franjas dinámicas de los recursos del subsuelo, el turismo y algunos sectores de la agricultura, junto al incremento alarmante de la pobreza y el malestar social. En síntesis, cuando en el pasado las instituciones tenían capacidad para contener a toda la población con trabajo y/o atención social, en el presente gran parte queda afuera de los aparatos de distribución, lo que además ha traído un importante aumento en la conflictividad social.

Instituciones y poder: la cooptación neoconservadora del MPN

La estructura social neuquina adquirió más complejidad con la instalación en la zona de las gerencias de las firmas multinacionales, las que inmediatamente comenzaron a ejercer su poder. La consecuencia política más importante ha sido la cooptación de muchos de los principales actores del partido provincial, quienes han adoptado el ideario y la acción neo – tecno – liberal. De manera similar a lo ocurrido con el justicialismo y, en general con el nacionalismo a escala nacional, durante los años ´90 el transformismo de intelectuales y dirigentes adquirió dimensiones suficientes como para hacer cambiar la orientación ideológica de la ciudadanía a favor de la globalización, proceso muy bien descrito por Basualdo (2.000), que contiene una excelente actualización del análisis de Gramsci (1.971) sobre los modos que puede adoptar un bloque hegemónico para lograr consenso. En 1.991 triunfó en las elecciones internas del partido y en las generales para la gobernación el ala neoconservadora del MPN, marcando el comienzo de la etapa que analizamos. El fino trabajo de penetración fue liderado por los gerentes de los consorcios petroleros, que han conseguido importantes privilegios gracias a la nueva estrategia del estado neuquino. Sin embargo su triunfo, también de manera similar que en el peronismo, no ha alcanzado para hacer desaparecer del MPN a la corriente histórica, nacionalista, estatista, «ortodoxa», «setentista», antiimperialista o como quiera llamársele, claramente contenida por la Línea Felipista, afortunadamente aún liderada por Don Felipe.

Desde su fundación en 1.961 el MPN consiguió liderar enormes cambios en la sociedad, sabiendo mantener la hegemonía electoral e ideológica. Para ello se basó en dos pilares, la apelación a la contradicción intereses provinciales versus intereses del centralismo porteño y su gran eficiencia en la formación del poder y el ejercicio de la administración. Ambos atributos han podido ser mostrados en las campañas electorales por las dos líneas que hoy coexisten dentro de la estructura del partido provincial. Es decir, tanto el ala neoliberal como la nuestra enarbolan el federalismo como bandera principal, lo que paradojalmente ha facilitado las maniobras de cooptación, pues los transformistas pueden alegar que mantienen los principios básicos del partido. Resultó fácil para el neoconservadurismo en este escenario hacer pasar a las firmas multinacionales como aliadas de la provincia en su disputa con el poder porteño, utilizando las herramientas que las TICs ofrecen al poder. Tan desembozada es la acción gubernamental a favor de las petroleras que el gobierno presenta su claudicación como «asociación estratégica». Si a esta eficiente acción propagandística se suma el consenso que siempre existió sobre la capacidad ejecutiva de los cuadros emepenistas, no es de sorprender que el partido sea aún triunfador en todas las elecciones a gobernador.

Por otra parte, la conmoción que acarreó la globalización en los partidos nacionales los llevó a diversas formas de replanteo y autocrítica y en Neuquén gran parte de sus miembros han advertido el «error» secular de oponerse, o aparecer como opuestos, al federalismo. En la actualidad son aliados del MPN felipista en una batalla política de final incierto por el restablecimiento del paradigma nacionalista. De tal forma en Neuquén han quedado enfrentados dos bloques definidos por concepciones e intereses opuestos: identidad local o globalización. El desafío para el bloque neoliberal consiste en poder hacer crecer económica y socialmente a la provincia lo suficiente como para contener a mayor población y disminuir la conflictividad. El reto para el grupo opositor es encontrar homogeneidad y tener capacidad para disputar el poder.
La estructura social también se vio afectada por la aparición de un sector nuevo: la gran masa de excluidos, desocupados, despedidos y empobrecidos que ha generado la globalización. Nuevamente la región ha sorprendido a la Argentina con una innovación social, consistente en la institucionalización de esos colectivos que genéricamente se han denominado piqueteros. Comenzaron utilizando la simple protesta, a veces violenta, para transitar una progresiva funcionalización, conformando entidades bien plantadas de producción, contención social y participación política. En similar dirección, la provincia también ha sido líder en la metodología del control obrero de fábricas en crisis, con el caso mundialmente famoso de Cerámicas Zanón (Petras, 2.003), y otros como el hospital ADOS y la transportadora EL Petróleo.

Estructuras ideológicas: globalización o identidad neuquina

El MPN pro globalización ha impuesto un sistema clientelar de adhesión a su causa. Manejando grandes recursos estatales y con el apoyo del poder comunicacional y económico de las firmas multinacionales instaladas localmente, ha realizado una amplia tarea de reclutamiento contractual, dándole tranquilidad económica a nuevos y viejos empleados estatales, a políticos de profesión, a técnicos, a burócratas, a desocupados beneficiados por programas de asistencia, así como a empresarios locales de todos los tamaños, todos los que, según los casos, reciben subsidios, conchabos, contratos, concesiones, créditos fáciles y cuantiosas órdenes de compra. La masa de adherentes así acumulada le ha permitido triunfar varias veces en las elecciones internas del partido provincial, manteniendo su hegemonía a través de la vigencia de la prédica federalista, que ahora trae adherida la ideología individualista y competitiva del neoliberalismo. Pero esta particular versión de la penetración neo – tecno – liberal, al igual que en la generalidad de las situaciones que crea por doquier en el planeta, ha originado masivamente exclusión y precarización social. La consecuente reacción y movilización ha creado serios problemas políticos, por lo que el esquema no logra consolidarse al no poder incorporar a toda la población a su sistema de distribución. Coherentemente el estado recurre al otro expediente que le queda para crear adhesión, cuando el consenso y la cooptación fracasan o no son suficientes: el terror. La acción policial y de los organismos de seguridad contra individuos protestones, dirigentes y organizaciones opositoras se convirtió así en un caso que se adapta perfectamente a la categorización gramsciana de los métodos de control político (Basualdo, 2.000; Gramsci, 1.971).

El MPN liberal mantuvo, resignificada, la bandera del federalismo, enfatizando la condición de «situación especial» de la provincia, la capacidad notable de sus conductores y técnicos, así como la mística del conjunto para sobrevivir y prosperar aún en la adversidad nacional y mundial. Sostener como adversario al estado nacional es una hábil maniobra ideológica, precisamente en la era de la información, cuando su poder ha disminuido como resultado de los cambios impuestos por el sistema mundial de los cinco oligopolios, que buscan desmontarlo para poder ejecutar sus estrategias.

El MPN felipista y otras fuerzas sociales más o menos dispersas comprendieron que los cambios profundos en el escenario han replanteado la antigua contradicción provincia – nación, y colocando a ambas enfrentadas a la mundialización neo – tecno – liberal, cuya presión pone en peligro a todos. En la fase anterior un MPN homogéneo bregaba contra todas las demás fuerzas políticas de izquierda, de centro y de derecha, expresados en los partidos nacionales y los sindicatos, tratando de mantener vigente la consigna del federalismo y la identidad provincial. Lo notable de la situación de la nueva etapa, en la que el MPN se encuentra profundamente dividido, es que todos los actores políticos y sociales nacionalistas comparten el valor de la identidad de Neuquén como esencial para sus propuestas.

Paralelamente a estas disputas de gran alcance ha crecido una nueva conciencia en una gran diversidad de colectividades no gubernamentales. Además de los piqueteros, sindicatos y asociaciones profesionales, agrupaciones barriales y rurales de contención y fomento, cooperativas y mutuales, todas más o menos estructuradas y legalizadas, han encontrado caminos para la construcción de realidades propias. La mística del poder creado por pequeños y medianos proyectos no es, obviamente, atributo exclusivo de estos colectivos neuquinos, pero en esta provincia se han convertido en importantes protagonistas.

En particular el pueblo mapuche ha recuperado en los últimos veinte años el orgullo por su raza. Si en el pasado la mayoría de sus miembros actuaba tratando de asimilarse lo mejor posible a la cultura huinca, en la actualidad crecientemente advierten que recuperando su cultura podrán crear proyectos independientes y forjar un nuevo destino como nación dentro de otra nación. Como muchas tendencias de la época, ese pensamiento coexiste en conflicto con el de los mapuches que prefieren la búsqueda de la salvación individual, con las reglas del capitalismo posmoderno y el clientelismo.

Como telón de fondo de estas trayectorias ideológicas se despliega con gran barullo la parafernalia comunicacional del capitalismo en la era de la información. En pocos años Neuquén pasó de ser un territorio marginal y mal comunicado, a convertirse en una sociedad de gran sofisticación tecnológica y mediática. Hasta los pueblitos con menos de 500 habitantes poseen televisión, mientras que Internet ha penetrado doquiera haya una conexión telefónica, es decir, en el 95 % del territorio. Las áreas urbanas, en especial el conglomerado Neuquén – Plottier – Centenario, del que forma parte también Cipolletti en Río Negro, han adquirido las modalidades de vida de las grandes ciudades del orbe y con ellas las formas de pensar y actuar que intenta imponer la sociedad de la información. La colisión de esa tendencia con la persistencia de las identificaciones ancestrales ha creado una versión autóctona de las paradojas de la globalización que tan bien relatara García Canclini (1.999) y que burbujean en el Neuquén actual. No es inusual encontrar antenas satelitales de TV en los precarios techos de chapas en las tomas de terrenos urbanos y en las villas de emergencia. La agrupación Puel cerca de Aluminé ha desarrollado en su reserva un centro de esquí con éxito comercial. Muchas familias acomodadas que aspiran al ascenso social adoptan nombres mapuches para sus hijos, tales como Nahuel, Lilén, Ayelén y por el estilo, aunque ignoran o no tienen ninguna sensibilidad sobre la situación de las etnias originales. En los campos petroleros de Añelo se desarrolla una disputa que lleva décadas sin resolverse entre tribus mapuches que sobreviven en aguadas alejadas de los grandes ríos y empresas petroleras que envenenan sus vertientes. Puesteros de los aislados valles del norte precordillerano, cuyos apellidos muestran sus raíces hispanas, como De La Vega, Acuña, Fuentealba, Fuensalida, Almuna y Guajardo, utilizan métodos nómades arcaicos para la cría de cabritos, pero conoce perfectamente las reglas de negociación en los mercados urbanos, con los que se contactan anualmente mediante sus celulares.

En apretada síntesis: la cultura sin tiempo ni espacios de la globalización embiste fuertemente contra la identidad neuquina, y ha deteriorado fuertemente sus virtudes asociadas al esfuerzo y la producción, privilegiando las formas clientelares de sobrevivencia. Pero se mantienen vivas importantes reservas morales, suficientes para resistir y también para pasar a la ofensiva en el rescate de una neuquinidad auténtica. Como reza el Himno Provincial: «… triste y mestizo, Neuquén sigue siendo raíz…».

Los casilleros vacíos del Neuquén moderno

Los relatos precedentes muestran que el actual modo de desarrollo de Neuquén no es el informacional que caracteriza al sector más dinámico del sistema mundial. Sin lugar a dudas el incremento en la producción local de hidrocarburos, con fuerte disminución de sus costos laborales gracias a la tecnología de punta que utiliza, responde a la leyes de la e – economy, como obvio resultado de la gestión del sistema socio – tecnológico mundial de la energía. Pero visto desde la posición de la sociedad neuquina se trata de un enclave, pues responde a directivas foráneas y deja muy poco valor agregado, además de enormes impactos ambientales. Esos son saldos muy negativos para la comunidad local y no incrementos de productividad, si ella es calculada en función de su utilidad para el crecimiento local.

Siendo la actividad petrolífera una componente más en el gradiente que guía el desarrollo, también hay que considerar los vectores que conforman el estado provincial, el nacional y los demás sectores productivos privados, para describir el modo de desarrollo. Consideremos en primer lugar que la provincia se financia mayormente mediante impuestos nacionales y regalías, siendo éstas una compensación por el uso de los recursos, pero no pagos por participación en la explotación, y tampoco impuestos por una inexistente actividad industrial basada en esos recursos; en segundo lugar que la absoluta mayoría del empresariado privado depende de contratos, concesiones y créditos del estado o compras de los enclaves multinacionales; en tercer lugar que un enorme porcentaje de trabajadores y empleados pertenecen a la planta del estado; y en cuarto lugar que el porcentaje de personas subsidiadas por planes nacionales y provinciales de ayuda al desempleo es grande. Se advierte fácilmente que esas actividades, las principales que ocupan a la sociedad, carecen en absoluto del atributo del riesgo, no son competitivas a nivel global y son dependientes de relaciones políticas o de privilegio. Entonces podemos postular que el modo de desarrollo de Neuquén es básicamente clientelar.

La palabra «cliente» es polisémica, por lo que conviene precisar el significado que aquí le otorgamos, que abarca más relaciones que las de un comprador en relación a un vendedor. Es muy similar a la vinculación y delimitación de habilidades que existen en una red informática «cliente – servidor», donde un conjunto de servidores concentra las capacidades de procesamiento y almacenamiento de la información, mientras las computadoras cliente sólo pueden adaptarse al entorno que dominan aquéllos. Mientras las máquinas centrales contienen la inteligencia y las oportunidades creativas, las terminales sólo pueden aceptar lo que aquéllas le suministran. Utilizando estos significados en Neuquén, vemos que el estado local es cliente del SST energético a través de las regalías, y del estado nacional a través de los impuestos; la actividad empresarial es cliente del estado provincial; también gran parte de los ingresos personales responden al empleo y la red tutelar del gobierno provincial y de los numerosos gobiernos municipales. Si bien se pueden encontrar muchos ejemplos de inversiones con innovación y riesgo que salen del molde, es decir, actividades capaces de crear su oferta autónomamente y no diseñadas en función de variables de control preexistentes y externas, no alcanzan a configurar un panorama emergente.

Nuestro enfoque del modo de desarrollo clientelar remite a la perspectiva de Notcheff (1.996), quien enfatiza que la creación de los mercados, la imposición de los productos, de sus precios y de las condiciones de extracción y comercialización, son potestad de quienes controlan los enclaves. Las economías clientelares locales que prosperan alrededor de ellos no están en condiciones de cambiar esas variables y si desaparece el interés que dio origen al mercado externo base, ellas se esfuman trágicamente. Esta perspectiva deja muy claro que el sendero que recorre la provincia no es competitivo ni sustentable a largo plazo, conformando una burbuja de crecimiento que en algún momento implotará. Estuvo cerca de ello a mediados de los años ´90, cuando el presupuesto estatal no alcanzaba para cumplir las metas y el endeudamiento amenazaba dispararse. Pero el cambio de las condiciones internacionales hizo el pasajero milagro de regalarle a Neuquén algunas décadas más de viabilidad como cliente del oligopolio energético. Sin embargo en algún momento se agotarán los pozos, o aparecerá una nueva forma de resolver las carencias energéticas mundiales, o habrá paz en el mundo y los precios caerán. En ese momento, si antes no hay un cambio disruptivo, la provincia se verá en un gravísimo problema.
También podemos aprovechar un aporte de Fajnzylber (1.983), que resalta los casilleros vacíos en la matriz de desarrollo de los pueblos. Adaptamos ese enfoque, generalizando su terminología:

Advertimos que Neuquén, luego de la provincialización de 1.957, salió de la etapa cuasi tribal para entrar decididamente en el casillero superior, consolidando una sociedad distributiva aún sin el desarrollo de todas sus potencialidades, en este caso financiada en gran parte por lo que le tocaba en la renta petrolera. La huella globalizadora está moviendo la posición al casillero inferior derecho, en la medida de que la distribución equitativa ha disminuido drásticamente y que se están incorporando formas productivas de la globalización, imitadas décadas después que fueran creadas en Europa y USA.

¿Cómo se refleja en el producto ese vacío en el crecimiento? Es decir, ¿cuáles son las franjas de actividad económica que debería impulsar la provincia para poder subir hacia el casillero del desarrollo con distribución? Las franjas productivas que faltan son aquéllas que sería factible disponer de acuerdo a los variados y particulares recursos naturales provinciales y que aún no se han promovido porque los intereses y la gestión política del sistema dependiente no lo han permitido. Nos referimos a las actividades que podrían haberse implantado de acuerdo a la tecnología disponible, más la que podría desarrollarse localmente con capacidad propia de investigación y desarrollo independientemente de que hasta ahora se haya hecho muy poco por el crecimiento de la ciencia y la tecnología en la región. En otras palabras: notaremos que es un desperdicio lamentable el no haber forestado hasta la última hectárea neuquina con adecuadas condiciones climáticas y edafológicas, pero no extrañaremos no haber fabricados chips de computadoras que compitieran con IBM. Hay que desarrollar nuevas ventajas competitivas en base a nuestras hasta ahora desperdiciadas ventajas comparativas. Ese es reto del milenio para Neuquén.

Realizaremos entonces el listado de las franjas productivas existentes, resaltando sus características dependientes y mostrando las que faltan de acuerdo al criterio recién expuesto. Para ello nos ayudaremos con los datos del PBI a precios corrientes del año 2.000 (Estado provincial del Neuquén, 2.004) que se transcriben en el siguiente cuadro. Allí se observa la enorme influencia que tiene el gran sector Explotación de Minas y Canteras, debido a la presencia de la extracción hidrocarburífera. Pero se necesita una corrección a esos valores, porque lo que nos interesa es la capacidad de la economía para generar ingresos locales. Ya ha sido señalado que la mayor parte del valor no se realiza dentro de los límites provinciales y son acreencias de las casas matrices de concesionarias extranjeras, entonces para poder estimar cómo se forma la demanda agregada local, es necesario calcular el gasto realizado dentro de Neuquén. Una aproximación cualitativa aceptable se puede hacer teniendo en cuenta que los costos de extracción petroleros son de U$S 10, frente a valores de realización en ese año de U$S 25 (Diario Río Negro, 2.003 – 2.004), es decir, aquéllos se ubican cerca del 30 % de éstos. Si suponemos razonablemente que la mitad de esos costos son erogados en el territorio, entonces hay que afectar al gran sector con un factor de 0,15. Igualmente, el gran sector Electricidad, Gas y Agua refleja la producción hidroeléctrica cuya mecánica de producción y traslado de excedentes es similar a la petrolera. Por supuesto que también las demás divisiones incorporan transferencias de valores extraprovinciales, pero en todos los casos son en ambos sentidos y en algunos con saldos positivos, como los correspondientes a turismo, por lo que para esta comparación cualitativa las dejamos sin cambios. Las columnas de valores sin excedentes energéticos contienen esos supuestos, reflejando con mejor aproximación los ingresos que manejan anualmente los neuquinos y la estructura de la participación relativa de cada actividad.

Producto Bruto Geografico por Gran Division a precios de mercado de la Provincia del Neuquén a valores corrientes del año 2.000, en miles de pesos (Fuentes: Estado Provincial Neuquino, 2.004, y elaboración propia).

En seguida analizaremos cada sector en el mismo orden que está expuesto en el Cuadro 1. En un pantallazo global hay que señalar los siguientes aspectos relevantes:

. En primer lugar que, al restar los excedentes que se vuelan fuera de la sociedad local, los ingresos caen casi tres veces, de $ 15.200 a $ 5.400, una enormidad que se convierte en un ejemplo notable de dependencia y explotación.

. En segundo lugar, se puede valorar la participación del estado con toda su importancia: si tenemos en cuenta que en el año 2.000 el presupuesto ejecutado entre la gobernación y los municipios ascendió a 950 millones de pesos corrientes, verificamos que su peso esparcido en casi todas las actividades es tan enorme como el 37 %. Se comprende así fácilmente el peso político de quienes controlan el gobierno y su capacidad para crear ingresos.

. En tercer lugar, y relacionado con el anterior, se nota la preponderancia de los servicios sobre las industrias reproductivas, típico de una sociedad sin desarrollo.

. En cuarto lugar, el misérrimo papel de todo el gran sector rural, en una provincia pletórica de biodiversidad, tierras fértiles y agua sana.

Los grandes casilleros vacíos del desarrollo neuquino son entonces la agricultura, la forestación, la ganadería, la acuicultura y la silvicultura, más la industrialización que se puede incorporar sobre sus productos y la emergencia de actividades del conocimiento adecuadas para hacer crecer esas actividades.

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