Artículo publicado en Carta de Lectores del diario Río Negro
Don Felipe a los 90 años.
Por Luis Felipe Sapag
El 14 de febrero Felipe Sapag festeja sus 90 años. Quienes lo queremos estamos felices porque junto a su esposa, doña Chela, de 85 años, continúa trabajando con salud, optimismo y buen humor. Nacido en una familia de inmigrantes libaneses en Zapala y creció en un ambiente de sacrificios, compartiendo la pobreza con trabajadores, crianceros y desocupados.
Desde 1933, en Cutral Co lideró la construcción de un pueblo de obreros en medio del desierto e inició su saga política con sus hermanos, fundando el Movimiento Popular Neuquino en 1961, con el que llegó a la gobernación dos años después. Dueño de una sensibilidad especial hacia la gente pobre y con problemas, conocía por su nombre hasta el paisano más alejado y siempre tuvo una solución y una palabra de aliento para todos.
En 1963 expropió los terrenos del barrio Bouquet Roldán, donde vivían cientos de familias de manera miserable y construyó el primer programa de viviendas. Convencido de la necesidad de poblar, quintuplicó la población en poco más de 30 años, la capital se convirtió en la ciudad más importante de la Patagonia y en 1999 la dejó sin ninguna villa miseria.
En 1964 fundó la universidad provincial, a pesar de que, según el obispo, iba a ser “una escuela de comunistas” y según los diputados conservadores no teníamos “nivel académico”. ¿Qué dirían hoy al ver que es la única universidad argentina que lanzó un satélite de investigación? En materia educativa, en poco tiempo dejó a la provincia sin escuelas rancho y creó cientos de escuelas primarias y secundarias hasta en los parajes más pequeños.
En 1965, con el apoyo del presidente Arturo Illia, adjudicó la planta de cemento de Zapala, venciendo las trabas del Ministerio de Economía, cuyos técnicos aducían “falta de rentabilidad”. La inversión fue un éxito y significó el inicio de la industria neuquina.
En 1970 expropió las tierras del valle de Guañacos a un terrateniente que había expulsado a decenas de crianceros que vivían allí desde más de un siglo. Devolvió las legítimas posesiones y salvó de la desaparición a todos los veranadores, parte de una política que llevó caminos, viviendas, energía eléctrica, teléfonos, agua potable y dignidad a todo el interior.
A lo largo de sus gestiones entregó más de medio millón de hectáreas en propiedad a las comunidades originarias. Así lo reconoce en uno de sus libros el historiador mapuche Curapil Curruhuinca: “Felipe Sapag acusó una herencia de amor por el terruño, vigor y sentido de la acción. Una captación inusual, sensible, de las existencias humildes. Y pertenece a la cepa que reconoce los derechos de los primitivos poseedores del suelo”.
A fines de los años ´60 fundó el Sistema Salud, en contra de la opinión de la proto-oligarquía local, que sólo quería medicina privada. Cubrió toda la provincia de hospitales y centros de salud gratuitos y bajó la mortalidad infantil de un horroroso 20,5 % al 1,2%.
En 1973 rechazó las órdenes de los delegados de Juan Perón para hacer desaparecer el MPN. La repuesta fue clara: “Los neuquinos nos hemos puesto los pantalones largos” y así Neuquén fue la única provincia donde triunfó un partido provincial.
En 1975 detuvo a un grupo de tareas de la Triple A, protegidos por el rector de la universidad, cuando se aprestaban a volar las rotativas del diario Río Negro. El ministro del Interior intervino y los liberó, pero el diario se salvó. Entre 1976 y 1983 ayudó a poner a salvo a muchos de los perseguidos por el régimen militar.
En 1983, ya con 66 años, como homenaje a sus hijos Ricardo y Enrique, asesinados por la dictadura, volvió a la lucha política. Dio otro impulso a la provincia y en 1997, en su último gobierno, lanzó un alerta: el crecimiento basado en la renta petrolera tiene un límite temporal, es necesario ir hacia un modelo productivo basado en la agricultura. Hoy todos los sectores políticos, con sus variantes, aceptan la premisa como principal política de estado.
Tristemente, hoy su partido esta copado por los descendientes de aquellos terratenientes y los privatistas de la salud conducen el gobierno. Dicen: “cambió el mundo, ahora hay que gestionar con eficiencia”. Pero algunos creemos que los graves problemas que vive Neuquén (falta de agua, falta de viviendas, falta de salud) ocurren porque, justamente, se ha dejado de lado la orientación y el estilo afectivo e insobornable del fundador del MPN.
Mi padre sigue con vigor y con todas las luces de su mente y su espíritu excepcionales. Y, como siempre, dispuesto a charlar y dar consejos. ¡Gracias por su ejemplo y su legado!