Carta de Enrique Oliva

Carta de Enrique Oliva

Opinión del fundador de la Universidad de Neuquén en 1.964, hoy Universidad Nacional del Comahue

De: Enrique Oliva
Fecha: 09/17/05 06:28:22
Para: Luis Felipe Sapag
Asunto: Página web

Querido Luis:  Muchas gracias por tu recuerdo y elogio. Es demasiado.

Como soy un trabajador nocturno, he leído completo, con tranquilidad y no poca emoción, tu página en Internet. La recomendaré a familiares y amigos. La historia de los tuyos es un modelo de trabajo y amor a Neuquén. Pero creo te quedastes corto y espero el libro prometido, con más detalles. Puede ser una obra para llegar a clásica en la historia sociológica argentina. Creo conocer bastante a ese clan que influyó tanto en el progreso de la Provincia y estoy seguro que utilizaron experiencias tribales árabes generadoras de caudillos naturales admitidos por consensos indiscutidos.

He tenido la suerte de conocer casi todos los países árabes. Me faltó solo Siria y Líbano porque me parecieron los más fáciles de visitar y luego la complicada situación política me quedé con las ganas. Con lo visto, he comprendido que esas tradiciones milenariashacen bien en rechazar las democracias occidentales soberbias que ahora estamos viendo como son rechazadas. Este es un tema que podriamos charlas cuando quieras.

En cuanto a lo que cuentas sobre la participación de los hermanos Sapag en la Resistencia Peronista, tengo pruebas de que fueron mucho más allá del sostenimiento económico de las huelgas. Su contribución en Buenos Aires también fue muy importante para mantener la lucha.

Lo que escribes de la trayectoria familiar es solo un índice, un esquema sintético que puede enriquecerse con los ingredientes de calidez ypatriotismo que contienen. Un patriotismo que comenzó por un amor profundo a Neuquén , la fe en esa tierra que dejó de ser una de las provincias más pobres en pocos años, para copnvertirse en ejemplo a imitar. El empuje de la inmigración originaria no se ha frenado en los descendientes criollos aporteñados, como sucedió en otros sitios de la Argentina.

Tu padre y Elías se complementaron muy bien, pero Don Felipe fue el cerebro, la inteligencia natural que proviene del sentido común adherido a la tierra. Para los Sapag, el desierto, el frío y el viento fueron los desafíos que nutrieron su imaginación creativa. Esa imaginación creativa fructificó en un paisaje neuquino aparentemente hostil, porque aun no se había dominado el agua de los rios. Mis primeras impresiones, en un breve pasaje por Neuquén en 1944, ante la sofocante arenilla caliente que levantaba el viento en el viejo camino del aeropuerto a la ciudad, me hizo recordar a Castilla, en España, cuna de grandes pensadores que hicieron historia con su mente y en especial con su acción. Y allí nació mi enamoramiento por Neuquén, donde el principal protagonista es el hombre que no pide ventajas por confiar en sus fuerzas. Era algo parecido a mi Mendoza natal, donde todo esta hecho por el hombre y, fuera de las zonas con regadío, lo demás es desierto con cactus.

Creo haber rodado bastante por el mundo y conocido muchos lugares distintos. Por ello, frecuentemente se me ha preguntado cuál me ha gustado más para vivir. Mi respuesta ha desconcertado a algunos porque en mis preferencias no entraban las apreciaciones de los paisajes, por bonitillos que parezcan, sino la calidad humana que contienen, donde me han tratado bien, sin considerarme más ni menos que nadie.

Estoy seguro que la Universidad del Neuquén no podría haberse hecho tan rápido en otro sitio. Fue un golpe de audacia y fe, sin prececedentes en el país. Totalmente autónoma, sin la más mínima consulta o asesoramiento a otras casas de estudio del país ni el permiso del Ministerio de Educación nacional. La idea de dedicarla a las necesidades reales de la región, fue un acierto fundacional.

En fin, me estoy extendiendo demasiado y ya ha pasado sobre mi casa el primer avión que sale del Aeroparque, indicándome con el sonido de sus motores que comienza el amenecer.

Cariños a toda tu familia. Un abrazo

Enrique Oliva